martes, 5 de julio de 2011

SEGUIMOS BUSCANDO DETALLES

Hemos preparado la sesión: tenemos el equipo en la mochila, y el escenario que hemos elegido nos encanta. Todo pinta bien y parece que podremos minimizar los imprevistos.



Pero.......

El niño o la niña no se sienten con ganas de colaborar,  el calor los pone irritables, o los nervios les provocan ansiedad, o la presencia de sus papás hace que se comporten de aquella manera.

Todo esto pasa, y otras cosas, que sin duda están en la mente de cualquiera que se dedique a la fotografía, pero ninguna de estas razones debe ser un impedimento para realizar un reportaje que al cabo del tiempo les recuerde el momento tan importante que están viviendo.  Con los niños hace falta paciencia, y con muchos adultos también, pero soy de la opinión  que a los más pequeños debemos darles un margen que les haga tomarnos cierta confianza y perder el miedo que supone enfrentarse a ese ojo que les escudriña.



Cuando esto sucede, quizá es mejor sentarnos con ellos a charlar un rato de sus cosas, dejándolos a su aire y permitiéndoles ser ellos mismos.

Y a la vez, podemos relajarnos también nosotros y mirar alrededor.... el  buen observador no descuida jamás el entorno, porque -como sabiamente dijo una vez John Lennon- "La vida es aquello que pasa, mientras estamos esperando que pase algo".